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Reducción de costos a largo plazo: por qué el asfalto en caliente es una decisión inteligente para municipios y gobiernos

  • Foto del escritor: Natali Dongo
    Natali Dongo
  • 21 jun
  • 2 Min. de lectura

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Una de las decisiones más estratégicas que pueden tomar los gobiernos locales y regionales es invertir en infraestructura duradera. En este sentido, el asfalto en caliente representa una opción económica y eficiente a largo plazo, especialmente si se compara con otras soluciones de pavimentación.

Si bien el asfalto en caliente puede tener un costo inicial ligeramente mayor, su rendimiento compensa ampliamente esta inversión. Según estudios del Instituto Nacional de Vías (INVIAS) y experiencias locales, las vías asfaltadas en caliente pueden tener una vida útil de hasta 15 años, frente a los 5 a 7 años que suelen durar otras soluciones más económicas como el asfaltado en frío o el uso de afirmado.

Además, su resistencia a las cargas pesadas y a condiciones climáticas adversas reduce significativamente los costos de mantenimiento. En cifras: una pista asfaltada en caliente puede requerir hasta 40% menos intervenciones de mantenimiento en comparación con otras soluciones, lo que se traduce en ahorros anuales considerables para los presupuestos municipales.

Por ejemplo, una municipalidad que invierte S/ 1 millón en una vía con asfalto en caliente puede ahorrar hasta S/ 400,000 en reparaciones durante los primeros cinco años, en comparación con una obra que utiliza soluciones más baratas pero menos duraderas. Estos recursos pueden redirigirse a otras prioridades: educación, salud, parques, seguridad ciudadana, etc.

Desde el punto de vista operativo, el asfalto en caliente permite obras más rápidas y de mayor calidad, lo que minimiza el impacto en el tráfico y mejora la percepción ciudadana sobre la gestión municipal. Las interrupciones por baches o deterioro prematuro son menores, lo cual también genera menos reclamos y más confianza en las autoridades.

Adicionalmente, al reducir el número de intervenciones por mantenimiento, se disminuye también el consumo de recursos como combustibles, maquinaria y personal, generando un efecto positivo en la eficiencia energética y la sostenibilidad ambiental de los proyectos viales.

En resumen, el asfalto en caliente no es un gasto: es una inversión inteligente y rentable. Aporta durabilidad, reduce costos operativos, libera recursos para otras áreas y mejora la imagen de las autoridades ante la población. En Avanasfalto, acompañamos a los municipios y gobiernos regionales en la planificación de obras sostenibles que maximizan el valor de cada sol invertido.

Porque en la gestión pública, tomar buenas decisiones empieza desde el suelo: desde el tipo de pista que construimos para nuestros ciudadanos.


 
 
 

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